Son múltiples las razones por las que nuestras uñas se vuelven en ocasiones quebradizas y como escamadas, por ejemplo por ciertos hongos, afecciones específicas de la piel o el mismo contacto con algunos productos de limpieza como lejías, detergentes u otros. Entre las alteraciones más comunes que pueden sufrir están ciertas modificaciones en la forma, color, textura y superficie de la uña, volviéndose frágiles y por tanto, más fácilmente rompibles, sin fuerza ni elasticidad. Tras visitar a un dermatólogo, que es quién en primer término te hará un diagnóstico, la siguiente opción es intentar tener tus uñas siempre cortas, usar guantes al entrar en contacto con sustancias agresivas (mucho más ahora con el COVID-19) y evitar los ambientes con exceso de humedad.

Los consejos de ORLY

- Apuesta siempre por esmaltes de buena calidad, concretamente los indicados para evitar que aparezcan las tan poco deseadas escamas. A la hora de tratarlas, pule suavemente tus uñas con un buffer e insiste especialmente en la zona más dañada.

- Hidrata tus uñas y cutículas todos los días con un buen aceite, mucho mejor si lo tenemos siempre en la mesilla de noche para que así no se nos olvide. Utiliza como base y tratamiento productos para uñas escamadas y abiertas, evitando que el esmalte salte antes de tiempo.

- Envuelve tus manos en una buena crema y cúbrelas con un fil osmótico o guantes de algodón.

- Masajea tus cutículas y uñas con movimientos circulares para un crecimiento sano y fuerte.

- Si tus uñas son secas y quebradizas, hay que fortalecerlas. ORLY propone “Tough Cookie”, un endurecedor con aceite de okumé para usar durante 14 días consecutivos, empezando desde el lunes sin retirar lo del día anterior y aplicando el producto hasta el domingo. Al siguiente lunes, volvemos a proceder de la misma manera y pasadas las dos semanas, estar hasta un mes sin usarlo, y en esos catorce días, no esmaltar.

- Evita lavar las manos con mucha frecuencia si bien ahora es complicado por las recomendaciones sanitarias, al igual que debes evitar lugares húmedos para que no se resequen.

- No te olvides de la alimentación, son muy importantes los alimentos ricos en grasas buenas como las que contienen el aceite de oliva, el salmón, las nueces o el aguacate, así como en vitamina A (zanahorias, huevos, acelgas) o calcio (leche, brócoli, espinacas, almendras).