Una vaca que devora un trozo de lechuga, el monstruo de las galletas a punto de zamparse la exquisitez que lleva su nombre o Bugs Bunny sin soltar su inseparable zanahoria. Lauren Jenkinson, una maquilladora londinense de 25 años, es capaz de dar vida a cualquier boca hasta convertirla en una película de Disney. Gracias a su talento, la práctica de dibujar el propio rostro traspasa el cuadro y la piel se convierte en lienzo. Su iniciativa se llama ´Lip Art´ y no es ni más ni menos que elevar el maquillaje a la categoría de disciplina artística. Un espectáculo que puesto en escena no deja a nadie indiferente.

La idea le vino a la cabeza hace poco más de un año, cuando Jenkinson aplicó el pintalabios rojo sobre su boca y acabó creando un simpático cangrejo. Poco después dibujó un pez y desde ese momento empezaron a llegarle peticiones a través de las redes sociales. Sus obras pintan cada vez más: supera los 88.000 ´me gusta´ en Facebook y los 52..000 seguidores en Instagram, cifras que no paran de crecer. Sin más maestro que su propio talento, esta joven pone en evidencia que la imaginación lo puede todo. Sus ideas toman forma y color con actualizaciones semanales. "En este momento estoy bastante obsesionada con crear ilusiones a través del maquillaje", cuenta en su blog.

No hay personaje animado que se le resista: Doris, Nemo, Shrek, Fiona, Timón y Pumba, Popeye, Aladino, Mickey Mouse... y hasta el demonio de Tasmania le han sonreído al espejo. "Se me ocurre una imagen y la dibujo directamente sobre mi cara, es más fácil de lo que la gente piensa", explica, aunque lo de pintarse a sí misma es, obviamente, una dificultad añadida. "Normalmente utilizo maquillaje teatral, pero de vez en cuando recurro al pintalabios para conseguir el tono exacto", señala. Tantas horas de ingenio, esfuerzo y precisión artística tienen su recompensa. Sus seguidores le dejan halagadores comentarios que ella no duda en responder: "Gracias a todos, por su amor y apoyo."